Miguel Hidalgo y Costilla también conocido como El Cura Hidalgo o El Padre de la Patria, fue un sacerdote, revolucionario y patriota novohispano que destacó iniciando la primera etapa de la Guerra de Independencia de México con un acto conocido en la historiografía mexicana como Grito de Dolores.
Dirigió militar y políticamente la primera parte del movimiento independentista, pero tras una serie de derrotas fue llevado prisionero y fusilado.
Biografía
Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mandarte y Villaseñor nació en Hacienda de Corralejo en Pénjamo, hoy en el estado de Guanajuato, el 8 de mayo de 1753.
Estudió en el Colegio de San Nicolás Obispo. Estudió letras latinas y autores clásicos. A los 17 años de edad ya era maestro en filosofía y teología. También aprendió francés.
Gracias al contacto que tuvo con los trabajadores de su hacienda en su infancia, la mayoría de ellos indígenas, Hidalgo aprendió muchas de las lenguas indígenas habladas en Nueva España, principalmente otomí, náhuatl y purépecha.
Una vez que los culminó sus estudios, trabajó en su alma mater desde 1782 a 1792, primero como maestro y luego como rector.
En 1810, cuando España estaba en poder del ejército napoleónico, se les ordenó a todos los párrocos de todo el imperio predicar en contra de Napoleón. Hidalgo siguió esta orden.
Hidalgo se involucró en una conspiración contra el gobierno real español en México y decidió lanzarse a la lucha armada. Hidalgo, usando la campana de la parroquia, convocó a la misa patronal del pueblo y dio el Grito de Dolores, con lo que empezó formalmente la lucha por la independencia de México.
Con poco más de 6000 soldados, Hidalgo, inició la lucha. En pocos días entró sin ninguna resistencia en Celaya, Salamanca y Acámbaro, donde fue proclamado como capitán general de los ejércitos sublevados.
En Atotonilco, entró al santuario local y tomó el estandarte de la virgen de Guadalupe, símbolo de su movimiento.
En Guanajuato el cura Hidalgo comandó la llamada Toma de la Alhóndiga de Granaditas, a donde mataron a todos españoles, tanto ciudadanos como militares. Acto seguido se dio el saqueo de la ciudad, con lo que los insurgentes pudieron conseguir fondos para batallas posteriores.
Valladolid, capital de Michoacán y una de las ciudades más influyentes del virreinato, fue el siguiente objetivo de Hidalgo y su tropa.
El paso siguiente para la tropa era tomar la Ciudad de México, pero Hidalgo, queriendo evitar una masacre, envió a sus emisarios a negociar con el virrey Francisco Xavier Venegas. Tras el rechazo sufrido por parte del virrey, Hidalgo dudó. Luego de la retirada, Hidalgo fue vencido en la batalla de Aculco.
Hidalgo, también se involucró en la batalla de Puente de Calderón, en la que en un principio la situación fue favorable a los insurgentes, pero luego, los realistas comenzaron a ganar ventaja al punto de hacer huir a los insurgentes.
Poco tiempo después Hidalgo fue capturado y tuvo dos juicios: uno eclesiástico, ante el Tribunal de la Inquisición, que lo condenó por delitos de herejía y apostasía, y posteriormente, un juicio militar, ante el Tribunal de Chihuahua, que lo condenó a muerte por ser considerado como reo de alta traición y mandante de alevosos homicidios.
Muerte
Miguel Hidalgo falleció en Chihuahua, el 30 de julio de 1811 a causa de fusilamiento. Su cuerpo fue enterrado en la capilla de San Antonio del templo de San Francisco de Asís, en la misma ciudad de Chihuahua, y su cabeza fue enviada a Guanajuato y colocada en la Alhóndiga de Granaditas.
En 1821 su cuerpo fue exhumado en Chihuahua y, junto con su cabeza, se le enterró en el Altar de los Reyes, de la catedral Metropolitana de la Ciudad de México. Finalmente, desde 1925 reposa en el Ángel de la Independencia, en la capital. En 1869 fue erigido en su honor el Estado de Hidalgo.