“Un ángel”, esa fue la frase que Elizabeth Taylor mencionó cuando la actriz Audrey Hepburn falleció. Esta mujer fue más que una estrella de Hollywood: víctima de la Segunda Guerra Mundial, involucrada con las obras humanitarias de la UNICEF y una bailarina muy disciplinada. Esas eran las cualidades sobresalientes de Audrey Hepburn, una actriz muy querida por sus colegas y por el público en general debido a la sencillez y modestia que la caracterizaba. Fue ella quien rompió el estereotipo de “glamour” en Hollywood, para imponer el look casual, aquel que no requiere de marcas vistosas, joyas o accesorios, peinados y maquillajes llamativos, sino más bien apostar por una imagen más fresca y natural.
Sin lugar a dudas, su infancia y parte de su adolescencia estuvo marcada por la Segunda Guerra Mundial. En aquel momento, ella residía en Holanda donde su familia se había mudado creyendo que era un lugar seguro durante este tiempo bélico. Sin embargo, Audrey y su familia vivieron los estragos de la guerra. No contar con alimentos, faltar a sus clases de baile en el Conservatorio y ocultar su nombre de cualquier amenaza nazi debido a que era inglés (por lo que tuvo que cambiarlo a uno holandés) marcaron para siempre la vida de Audrey. Para casi el final de la guerra, la entonces adolescente sufría de anemia y problemas respiratorios. Fue con la llegada de las organizaciones humanitarias al país que consiguió, junto a los suyos, regresar poco a poco al estilo de vida anterior. Desde ese momento, siempre estuvo envuelta en labores sociales, particularmente con la UNICEF.
Luego del final de la guerra, Hepburn retoma sus clases de danza, pero decide incursionar en la actuación, apareciendo en una serie de obras de teatro. Es con estas actuaciones, que logra capturar la atención en Hollywood. Su primer papel y el que catapultó su carrera en Estados Unidos fue Vacaciones en Roma, junto a la ya estrella Gregory Peck. Fue con el rol de la princesa Ana, que conquistó el corazón tanto de la audiencia como de los críticos. Sorprendió a todos con su actuación debido a que no tenía antecedentes extraordinarios en la actuación, siendo este su primer rol. Además, ganó el Óscar a la Mejor Actriz por su interpretación.
Posteriormente, le siguieron éxitos como las famosas Breakfast at Brittany’s, película que la colocó como ícono de moda debido a los accesorios y la ropa de moda que utilizó. Aunque Audrey siempre aclaró que a ella no le gustaba llevar ropa muy vistosa o exhibiendo las marcas, la actriz también fue aclamada por su alto sentido de la moda, al ser muy simple cuando elegía su ropa.
Otros títulos como My Fair Lady, Guerra y Paz, Historias de una Monja, Charada y Robin y Marian también fueron éxitos en taquilla y favoritos de la crítica. Otro rol importante en su carrera fue Sabrina, película en la que conoció a su primer esposo, Mel Ferrer.
Audrey falleció el 20 de enero del 2003, en Suiza después de una dura enfermedad como es el cáncer al colon. Sus restos descansan en ese país. Aunque ha pasado mucho tiempo desde sus éxitos en las películas, continúa siendo un referente tanto en el cine, teatro, baile y moda.