Si bien es cierto, México es uno de los países que más ha desarrollado el cine, de cuya época dorada fue heredada por las radionovelas y posteriormente las telenovelas. Este último género comenzó a captar mayor audiencia desde su aparición en la década de los años cincuenta cuando la época dorada del cine mexicano empezó a decaer.
Desde los clásicos charros del cine mexicano de los años cuarenta y cincuenta como Tito Guízar, Jorge Negrete, Raúl de Anda, Luis Aguilar, Emilio «Indio» Fernández, el Charro Avitia, José Alfredo Jiménez, Pedro Infante, Javier Solís, Pedro Armendáriz, Antonio Aguilar, Miguel Aceves Mejía y Vicente Fernández, erigidos como íconos de la mexicanidad por su representación de la charrería y por encarnar al corajudo macho mexicano; pasando por los actores secundarios los que, según la crítica, realmente han sabido elevar su papel por su propio talento como el caso del escudero fiel del charro Pedro Infante en «Los tres huastecos», nos referimos a Fernando Soto Mantequilla, quien ha tenido intervenciones memorables en otras cintas como «La noche y tu», «La hija del panadero», «Ustedes los ricos», «La estatua de carne», «Los tres García» y muchos más. Un caso similar es el de Ernesto Gómez Cruz, cuya actuación supera a cualquier galán, pero ha sido relegado por su físico en «Cadena perpetua», aclamada como la mejor película mexicana.