Uno de los cuentos infantiles más clásicos que conocemos es el de la Caperucita Roja, una niña de pueblo que vive con su madre. Era una niña muy querida por todo aquel que la conocía, debido a la alegría y bondad que transmitía, era la adoración de su abuelita.
Un día su madre decide enviar a Caperucita a casa de su abuela llevándole un pastel y vino. La casa de su abuela quedaba cerca del bosque, a unos kilómetros dela casa de caperucita. Así que su mamá le advirtió que vaya con cuidado y no se quede mucho tiempo en el bosque, nique hable con algún extraño.
Caperucita emprende su camino hacia la casa de su abuela, pensando en lo bien que ella se sentirá al recibir su sorpresa. Mientras estaba llegando, pudo ver un lobo que estaba en el camino, ella no pensó que el fuera tan malo, así que lo saludó y el lobo comenzó a hacer unas preguntas, y la convenció de que entre al bosque a cortar unas flores para su abuela, ella hizo caso y mientras se adentraba más en el bosque, el lobo aprovechó para ir corriendo a casa de la abuela. Cuando llegó y tocó la puerta, dijo que era su nieta. Entró y ni bien vio a la indefensa abuelita en su cama, se abalanzó contra ella y se la comió.
Mientras caperucita cortaba flores, se dio cuenta que ya se le hacía tarde y con las flores, el pastel y el vino, siguió su camino a casa de su abuela. Cuando llegó encontró la puerta abierta, lo cual le pareció bastante raro. Entró y vio a su abuela en cama, quien en realidad era el lobo, y la notó muy rara, así que le empezó a hacer preguntas: Abuelita ¿Por qué tienes los ojos tan grandes? – Son para verte mejor. ¿Y esos brazos tan grandes? – Son para abrazarte mejor. ¿Y esa boca tan grande? – Son para comerte mejor, y antes que termine de decir esto último, ya se había ido encima de la pobre caperucita y también se la comió.
El lobo se quedó dormido y sus ronquidos los logro escuchar un cazador de la zona, quien pensó que se trataba de la abuelita. Pudo entrar a la casa y se dio con la sorpresa que era el lobo que andaba buscando hace tiempo. Se dio cuenta que se había comido a caperucita y a su abuelita y pudo rescatarlas haciendo un corte en el estómago del lobo.
Caperucita aprendió la lección, de no hablar con extraños en el camino.