Muchas culturas en el planeta han desarrollado su propio estilo de pintura, muchas, han perdurado a lo largo de tiempo y ahora son materia de estudio para muchos amantes del arte que va desde el rupestre al contemporáneo. En este post conoceremos un poco más acerca de la pintura egipcia centrándonos en la pintura del imperio antiguo.
La pintura del Antiguo Egipto es eminentemente simbólica, funeraria y religiosa. La técnica pictórica de los egipcios marcó un precedente de la pintura al fresco o témpera. Los egipcios hacían sus pinturas de los pigmentos naturales que extraían de tierras de diversos colores, era una especie de pasta de color que combinaban con clara de huevo y disolvían con agua para poder trabajar sobre los muros revestidos con una capa de tendido “seco” de yeso.
Los precedentes principales son el fresco, el temple, el encausto y también el esmalte en joyas, amuletos, escarabeos, estatuillas de respondientes y azulejos de revestimiento en mundos interiores. Los colores del Antiguo Egipto fueron muy vivos y diversos en cada escena y las más antigua pinturas de las cuales se tiene registro se conocen que fueron polícromas y de colorido uniforme.
Colores
Los colores clásicos eran el negro que se obtenía del carbón, el blanco de la cal o yeso, el amarillo y rojo tono ladrillo del ocre natural que se encontraba en el desierto, el verde de la malaquita y el azul del lapislázuli.
Los egipcios se enfocaron en los bajorrelieves los cuales por su escasa profundidad brindan la identificación con la escultura y el arte pictórico. Desde la dinastía IV la pintura sobre los muros de las tumbas se comienza a cambiar por bajorrelieves, tomando sus principales convenciones. También llegaron a representar la vida cotidiana y la naturaleza para que –según los egipcios- éstas puedan ser recreadas en la otra vida en la Duat.