Muchos amantes de la literatura y aficionados al mundo del arte recuerdan con mucho cariño y respeto al premio novel de literatura Octavio Paz Lozano, más conocido como Octavio Paz; quien fuese un gran poeta, escritor, ensayista y diplomático mexicano del siglo pasado.
Octavio Paz nació en México el 31 de marzo de 1914 su destino sería convertirse en uno de los más reconocidos poetas hispanos cuya obra llego a tocar distintos géneros en los cuales destacaron poemas ensayos y traducciones.
Fue hijo de Josefina Lozano y Octavio Paz Solórzano, sin embargo desde pequeño tuvo las atenciones de su tía Amalia Paz y de su abuelo paterno Ireneo Paz soldado retirado, intelectual y novelista quien definitivamente marcó en él durante las ausencias de su padre quien fue diputado, escribano y abogado promotor de la reforma agraria que precedió a la revolución.
La formación educativa le fue dada en los estados unidos en el año 1916 cuando Paz Solórzano fue enviado como representante de zapata por 4 años. Estando ya en México su padre muere el 10 de marzo de 1935 lamentablemente arrollado por un tren producto del estado etílico en el cual se encontraba sumergido.
Después del penoso suceso Octavio Paz viaja a España donde se une a bando republicando para pelar en la guerra civil, luego se hizo miembro de la Alianza de Intelectuales Antifascistas.
Tuvo estudios superiores en derecho y filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México y en 1937 mientras se encontraba en Yucatán como parte de una de las misiones educativas del general Lázaro Cárdenas, comienza a escribir Entre la piedra y la flor, poema que trata la explotación del campesino yucateco en el campo.
El estilo literario de Paz estuvo marcado por la experimentación y el inconformismo como principales rasgos, sin embargo resulta un poeta difícil de clasificar, ya que nunca se enraizó con algún movimiento y que a pesar de ellos siempre estuvo innovando y jugando con varios matices profundos en su poesía dotada de gran lirismo y belleza. También destaca una tendencia dentro de su arte que denotaba su deseo de huir del tiempo creando una poesía espacial llamada por el mismo Topoemas.
Fallece el 19 de abril de 1988 en su casa de Alvarado en el barrio de santa Catarina en Coyoacán, Ciudad de México producto de su debilitada salud. La casa Alvarado en la actualidad es la Fonoteca Nacional.