Carrol Lewis fue quien le dio vida al personaje de la soñadora Alicia y plasmó estas historias en literatura en el año 1865 que para muchos se reducen a “Alicia en el país de las maravillas”, esto debido a la gigantesca fama que alcanzó la versión animada de Disney del mismo nombre. Esta fue la versión más conocida, trasladada de las páginas de Carrol Lewis al mundo de los dibujos y colores animados, además de esta existen más de una decena de adaptaciones llevadas al cine que nos llevaría mucho tiempo describir.
Tenemos esta majestuosa obra de arte convertida en otra grandiosa pieza visual, un banquete de colores y efectos, dirigida por el genio Tim Burton y protagonizada por Wasikowska, dándole vida a Alicia, por su musa y esposa Helena Bonham interpretando a la Reina de Corazones, a Johnny Depp al sombrerero loco, como era de esperarse.
Muchos esperamos un remake de la animación concebida por Walt Disney en el pasado 1951, pero en cambio acompañamos a una Alicia ya de 19 años que por escapar aturdida de una propuesta de matrimonio y de una familia con la que no compartía maneras de pensar y sentir, vuelve a toparse con el mismo conejo que aqueja el mismo apuro que hace 10 años. Ella pasa por las mismas aventuras que vivió de pequeña pero no recuerda nada, además ahora tiene un objetivo.
Tim Burton recibió el lienzo perfecto para poder plasmar esta riquísima historia como sólo él lo pudiera haber hecho, conservó la personalidad de los personajes y los revistió de una manera en que habiendo tomado un poco de realismo y ficción, era delicioso verlos, particularmente ver al gato de Cheshire, quién además apareció de una manera mesurada como para poder extrañarlo. Ni que decir de verla en versión 3D, ver abrir las puertas del país de las maravillas abre una ventana en la apreciación visual de los espectadores y es tanta la información que uno no sabe adónde mirar hasta poder organizar un poco el entusiasmo.